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Pero todos se habían alejado de Dios;
    todos juntos se han pervertido.
No hay nadie que haga el bien;
    ¡ni uno solo!

¿Acaso son tan ignorantes los perversos,
    esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan?
    ¡Nunca buscan a Dios!
Pero se apoderará de ellos un gran terror
    que nunca antes habían sentido.
Porque Dios dispersó los huesos de los que te tenían rodeado.
    Tú los pusiste en ridículo, porque Dios los rechazó.

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